Gioia, la seductora cocina de Davide Bonato

Davide Bonato es aquello que durante un tiempo de denominó JASP y que correspondía en sus iniciales con "jóven aunque sobradamente preparado". Pese a su juventud llama la atención su amplia experiencia avalada con el paso por algunos fogones como los de Stefano Cavallini ( primer italiano en conseguir una estrella Michelin en Londres). Recientemente y en compañía de su mujer Daniela Rosso emprende un apasionante proyecto en un acogedor restaurante en el barrio de Chueca.


Gioia, que es el nombre del restaurante, es una formidable manera de conocer la gastronomía italiana más tradicional. En varias ocasiones hemos hecho referencias en Gastro y Gourmet al grave problema que durante años ha tenido la cocina italiana. El hecho de utilizar productos de calidad media-baja, el empleo de pastas industriales, las pizzas mediocres... han situado injustamente a la cocina italiana en un nivel de cocina asequible y de poca calidad. Es por ello que cuando se sienta en una mesa y disfruta de una magnífica cocina italiana , comprende que ese paralelismo entre cocina italiana y cocina barata mediocre es completamente injusta.

La cocina de Davide Bonato es una cocina que seduce. Sus platos trabajados hasta el extremo, tienen esos destellos de genialidad que solo las cosas sencillas pero hechas con extraordinario cariño llegan a alcanzar. Pastas artesanas elaboradas allí mismo, productos de primera calidad y sobre todo mucha técnica hacen de cada creación de Davide un bocado exquisito.

Magníficos sus tallarines hechos a mano y completados únicamente con yema de huevo,láminas de trufa y queso cacio narone , espectacular su risotto con gamba roja de Denia , estupendo su L´uovo mórbido , un huevo escalfado con costra de arroz negro venere, trufa y chips de ibérico... Cada plato que fuimos probando en nuestra visita fue un auténtico disfrute.


Atención a los postres; impresionante su tiramisú, mucho más cremoso de lo habitual y sensacional una pannacotta con jengibre y perlas de mango que consiguió entusiasmar a alguien como yo a quien habitualmente no suele gustarle la pannacotta.


Buena selección de vinos italianos y precios más que comedidos lo convierten en un lugar claramente recomendable. Déjense seducir por Davide y Daniela que la experiencia merece mucho la pena.




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