La finca de San Cobate se
encuentra situada en la Ribera del Duero, en el triángulo de oro formado por
Gumiel de Mercado, La Horra y La Aguilera. Su nombre procede del monasterio
benedictino que se instaló a mediados del siglo XI en las inmediaciones de esta
finca, unas parcelas privilegiadas para el viñedo, con una diversidad de suelos
extraordinaria y diferentes orientaciones lo que permite la elaboración de
vinos únicos de excelente calidad.
Las
actuales viñas de San Cobate eran en
el siglo XI las tierras de cultivo del monasterio en el que las que los monjes
benedictinos plantaron una amplia variedad de árboles frutales, plantas
aromáticas y viñedos, así como su propia huerta. En torno al monasterio fue
asentándose una pequeña población que constituyó en su día el pueblo de Monzón,
cuya actual ermita - la cual preside la entrada a la finca - fue construida con
las piedras del monasterio cuando los monjes decidieron trasladarse a Santo
Domingo de Silos.
San
Cobate está considerado como uno de los viñedos más singulares y
mágicos de la Ribera del Duero. Con una superficie de 80 hectáreas de viñedo de
una edad media de 40 años, la finca está rodeada de monte bajo, diferentes
plantas aromáticas, encinas y pinos. A una altitud que va desde los 830 metros
hasta los 900 metros y con parcelas que tienen diferentes orientaciones lo que
permite también una variabilidad en la expresión de la uva en muy poco espacio
de terreno.
Pero lo que convierte en único este paraje son sus diferentes
tipos de suelo. En la parte más baja y llana predomina un suelo arcilloso
limoso, con un poco de arena, que ofrece unos vinos con aromas muy limpios que
definen muy bien la variedad tempranillo, la uva clásica de la Ribera del Duero.
Según vamos alcanzando más altura, la mezcla de arcilla limosa se va mezclando
con caliza, hasta llegar a la parte alta, que es tierra de piedra caliza, turba
y arena. Estos terrenos calcáreos acentúan la calidad del vino con notas más
elegantes, mayor longevidad, mayor finura y sabores mucho más complejos. Es una finca con un suelo de excelente
estructura, porosidad y drenaje.
Antonio
Vázquez Muñoz-Calero, el consejero delegado de la bodega, ha
emprendido desde 2016 un ilusionante proyecto en San Cobate con el objetivo de
elaborar vinos que respeten al máximo la personalidad de sus viñedos, sus
diferentes suelos, la variedad de la uva –la tempranillo, clásica de la Ribera
del Duero- y un discreto uso de la madera de sus barricas para que la fruta sea
la protagonista de esos vinos.
Convencido del respeto por la
tierra, la naturaleza y el clima de la región, Antonio Vázquez, con el apoyo
incondicional de su familia, ha decidido impulsar los valores que deben
distinguir el futuro de la bodega: esfuerzo, dedicación, honestidad, paciencia
y rigor. Con esos objetivos, ha recuperado los viñedos, ha clasificado la finca
en cuatro parcelas muy bien diferenciadas, ha creado bancales de plantas al
estilo del “Douro” portugués, y está recuperando las formas tradicionales de la
elaboración de vinos con el máximo respeto por la uva de la región.
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