Había escuchado en varias ocasiones y a diferentes personas de esas de las que uno "se fía" hablar de Ca Joan como un restaurante maravilloso. Tenía curiosidad por conocerlo. Por fin la semana pasada tuve ocasión de probar su propuesta gastronómica. Comenzaré contando que Ca Joan es el segundo restaurante de un joven empresario, Joan Abril, que tras el éxito de su primer Ca Joan en Altea decidió venir a Madrid.
Joan Abril es alicantino y ejerce de ello. A los pocos minutos de charlar con él hay dos aspectos que prevalecen en la conversación, el amor por su tierra y su producto y su desmedida pasión por la gastronomía en general. Entrelazando ambos mimbres, el resultado solo puede ser grandioso.
Joan Abril es hijo de hosteleros. Sus padres regentaban un restaurante tradicional y en 2008 decidió abrir su primera parrilla de carnes en su Altea natal. Poco
a poco y gracias a una oferta muy definida y diferencial, Joan consiguió no
solo hacerse un hueco entre las arrocerías y bares de frituras imperantes en la
zona sino convertirse en uno de los
máximos referentes para carnívoros a nivel nacional.
Al hablar de Ca Joan y dada la repercusión y difusión de la calidad de sus carnes la idea inicial es que vamos a asistir a un verdadero festín carnívoro; pero una vez sentados a la mesa rápidamente percibimos que la máxima calidad no se circunscribe a sus carnes maduradas sino que es santo y seña de toda su oferta y que en realidad Ca Joan es un estupendo restaurante en el que se pida lo que se pida la máxima calidad está siempre asegurada.
Espectaculares su gamba roja de Denia y los exclusivos moluscos de su tierra, constituyen un inmejorable preludio para ese "momento carne" que uno desea comenzar ante el desfile de chuletas que se observa en sala.
En Ca Joan no se hace ningún tipo de fondo ni salsa porque lo que se busca es
resaltar las cualidades intrínsecas de la materia prima. Por eso las
grandes protagonistas del establecimiento son las carnes de vaca y buey hechas
a la parrilla de carbón, unas carnes seleccionadas de entre las mejores razas y
ganaderías de norte de España que el propio Joan somete a largas maduraciones con
el objetivo de potenciar el sabor y
extraer todos sus matices y romper las fibras del músculo, consiguiendo una
textura de mantequilla que se deshace en la boca. Todas
las carnes están sometidas a largas
temporadas de maduración, de hasta año y medio en el caso de los bueyes y de
hasta 300 días la vaca de trabajo gallega, utilizando únicamente procesos
naturales (temperatura y humedad perfectamente controladas) para conseguir un
producto distinto y único. El resultado es sencillamente sublime.
Posteriormente uno charla detenidamente con Joan y su pasión por la gastronomía vuelve a quedar patente. Ca Joan es un restaurante de producto y Joan lo deja claro citando a su admirado Ricard Camarena y a esa frase de que "un producto de calidad suprema únicamente debe rozarse" (casi no hay ni que tocarlo). Se nos hacen casi las siete de la tarde y cuando abandonamos Ca Joan lo hacemos convencidos de que Joan Abril tiene perfectamente claro el concepto de lo que quiere ofrecer. Sabe a ciencia cierta que el cliente al final -lejos de postureos y modas- siempre termina quedándose con el producto y el buen hacer. Y en Ca Joan -se lo aseguro- producto y buen hacer tienen a raudales.
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