¿Qué tiene de especial este terruño? Una altitud de 900 metros, viñas de entre 60 y 80 años dispuestas en ladera, unas barreras naturales de protección climatológica y un suelo que aporta unas notas características a las uvas que maduran en él: todo lo necesario para crear un vino de enorme personalidad.
Hablamos de cepas de producciones muy bajas y racimos de bayas pequeñas que son recogidos manualmente en cajas de 15 kg. y llevados a la bodega con exquisito mimo, donde se hace una primera selección de racimos en mesa, para pasar a una segunda mesa de selección donde ya se escogerán las uvas grano a grano.Una
vez elaborado, Ferratus Sensaciones descansa un mínimo de 16 meses en
barricas nuevas de roble francés, de bosques y tostados meticulosamente
seleccionados por el enólogo de la bodega. Permanece en botella de 4 a 5 años
antes de salir al mercado. Es el ejemplo perfecto de un vino de larga guarda.
Cada
añada es única (la naturaleza perfila cada cosecha) y en la elaboración se
juega con la intuición y la creatividad, aunque también la precisión: nada se
deja al azar.
Impresiona
la profundidad de su capa y la majestuosidad de su color. Al servirlo densas
lágrimas de glicerina caen lentamente por el interior de la copa, como en
una carrera inversa en la que la ganadora sea la última en llegar.
En
nariz se siente una explosión de frutas del bosque, arándanos y violetas y
se aprecian notas de chocolate y tabaco consecuencia de su paso por barrica,
con un toque de mineralidad muy característico de Ferratus Sensaciones y procedente del especial terruño que es el
Pago de Santa Cruz.
En boca es
un vino con volumen, estructurado, completo y largo, equilibrado y graso,
que transmite mucho. En resumen: es puro estímulo.
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