Martes de cocido madrileño en Barra y Mantel

Barra y Mantel es el proyecto hostelero de Iván González , un joven cocinero valenciano que tras tener su propio restaurante y alguna que otra incursión gastronómica en la isla de Ibiza. recaló en Madrid en los fogones del restaurante La Sabina del prolífico (y exitoso) Grupo Larrumba.


En enero del presente año, Iván decidió con un grupo de amigos y socios poner en marcha su propio proyecto y surge así Barra y Mantel. Ubicado en la calle Jorge Juan, Barra y Mantel ha conseguido en estos meses posicionar su propuesta en un notable nivel. Pese a que en un primer momento la estética del restaurante pudiera invitar más a pensar en el típico restaurante de postureo, basta probar algunos platos de su carta para confirmar el error. En Barra y Mantel se come muy bien y la carta recoge una buena selección de propuestas a cual de ellas más interesante y sugerente.



En la decoración destacan el suelo de baldosa hidráulica alrededor de la barra y una tarima de madera oscura para el resto del salón. Las paredes combinan un gris oscuro con un estiloso papel pintado de Pepe Peñalver, a juego con la tapicería. En las paredes lucen los nombres de algunos oficios y negocios de antaño, como cuchilleros, libreros, sombrerería o vinoteca, e imágenes de Madrid de los años 40 y 50, en representación de la época en la que está inspirado el restaurante.

Desde hace escasas semanas, Barra y Mantel ha puesto en marcha una sabrosa iniciativa dirigida a los martes de invierno. Y es que mientras dure el frío, el restaurante ofrece cada martes un sabroso cocido madrileño servido en doble vuelco según la receta tradicional y para el que se utiliza garbanzo de la Comunidad de Madrid de la marca "Castellana".



Entre los obligatorios integrantes del cocido madrileño, zanahoria y repollo y en el apartado cárnico tocino, panceta, jamón, gallineta, chorizo y morcillo. Señalar como otros ingredientes que no siempre se ven la bola de pan con caldo y perejil, el tuétano o una sorprendente morcilla de Burgos que sustituye a la habitual asturiana. El resultado es un cocido francamente correcto. No lo duden, merece la pena.





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