Hace más de 30 años que el restaurante Rasputín abrió sus puertas en Madrid. No hace falta señalar que la globalización y la internacionalización gastronómica que actualmente existe no tiene nada que ver con la que había -si es que algo de eso existía- hace tres décadas.
Rasputín proponía -y propone- una oferta netamente rusa. Esta cocina resulta sumamente variada dada la amplia extensión del país y en ella es posible encontrar pescados, aves, carnes y productos del bosque como las setas.
En sus diferentes elaboraciones prima sobre todo la calidad del producto en elaboraciones sencillas y certeras en las que se potencia, sin disfrazar, la plenitud de los sabores.
Resulta indispensable probar la ensalada Olivier, origen de la conocida ensaladilla rusa y que se prepara con patata, carne, pepinillos, huevo duro, crema fresca y algo de mayonesa (mucho menos que la utilizada en la ensaladilla rusa); imprescindible igualmente la sopa Borsh compuesta de verduras, remolacha y carne que se cocina a fuego lento durante horas.Los huevos Roskoff, rellenos de gambas y gratinados con queso, constituyen otro de los platos más típicos de Rasputín.
Pero si hay dos elementos míticos en la gastronomía rusa son sin duda caviar y vodka. Rasputín ofrece una amplia selección de caviares y de vodkas para ser consumidos al modo tradicional ruso, sin mezclarlo y en los populares vasos denominados "ryumka" .
Rasputín es sin duda la mejor forma de aproximarse a una gastronomía que a priori nos resulta bastante desconocida y todo ello sin salir del barrio de La Latina. Anímense.
0 comentarios: