Pocos serán los madrileños o visitantes
de la capital de más de cuarenta años que no hayan bajado alguna vez en su vida
las míticas escaleras del restaurante Rugantino. Eran años es los que la
gastronomía no estaba tan internacionalizada y en los que visitar un
restaurante especializado en comida italiana resultaba casi exótico. ¡Cuántas
vueltas da la vida!
Rugantino era eso que ahora las revistas
de estilo de vida denominan “place to be”, ese lugar al que iba el famoseo,
políticos, periodistas (su ubicación junto a los estudios de la emisora de
radio Antena 3 en la calle Oquendo tenía bastante culpa de todo ello) y en el
que además se comía rico por un precio moderado.
En aquellos tiempos formaba parte del
grupo VIP´S que por entonces vivía sus años dorados.
Pero con el paso de los años y la
llegada de nuevos conceptos gastronómicos, Rugantino fue apagándose hasta caer
en el más absoluto de los olvidos. Fue hace unos meses cuando un ex directivo
del grupo Sigla ( VIP´S ), Ignacio Bonilla, se hizo con el restaurante con el
anhelo de resucitarlo.
Tras un lavado de cara del local (aunque
sus bóvedas siguen generando el mismo impacto que antaño), no hay nada mejor
que cuando algo ha funcionado tratar de mantener su esencia. Y básicamente eso
es lo que se ha hecho con Rugantino que ha incorporado en esta nueva etapa el
apellido Casa Tua.
Su propuesta sigue siendo muy similar a
aquella que nos cautivó hace décadas. Sus patatas con salmón y holandesa, ese
mítico “paja y heno”, sus pizzas, su milanesa… Comer ahora en Rugantino es para
muchos (me incluyo) recuperar parte del pasado y hacerlo a través de la memoria
del sabor.
Poco más que decir. Sigue comiéndose muy
bien a precios contenidos. Ahí radicaba su éxito y eso, fíjense, permanece
inalterable. Si lo conocieron, vuelvan; revivirán al instante parte de su
pasado. Si no lo conocieron, sepan que están a tiempo.
0 comentarios: