La nueva barra de Poncelet Cheese Bar, adicción al queso y mucho más.

Ya han transcurrido cinco años -cómo pasa el tiempo- desde que Poncelet Cheese Bar abriera sus puertas en Madrid. Un impresionante espacio con una decoración agradable y acogedora donde el indiscutible protagonista era el queso en todas sus imaginables variedades. Cinco años en los que se ha sabido mantener y hacer un hueco en el panorama gastronómico madrileño.


La historia de Poncelet comienza en el año 2004, cuando abrió al público su tienda, un establecimiento especializado en la venta de quesos nacionales y europeos en la calle Argensola de Madrid. Desde su inicio, la tienda se ha caracterizado por disponer de la mejor y más selecta oferta de quesos, con 80 referencias españolas y más de 240 europeas. 


Con la apertura de Poncelet Cheese Bar en julio de 2011, Poncelet da un nuevo paso adelante en su proyecto en línea con la filosofía de la empresa, que no es otra que difundir todos los aspectos en torno a la cultura del queso.


En sus cinco años de existencia, raro así el aficionado al mundo delos quesos que no ha pasado por Poncelet en diferentes ocasiones. Ahora, Poncelet nos presenta un nuevo concepto para acercar más si cabe y de forma más asequible su propuesta. Desde hace algunas semanas está disponible la barra de Poncelet , una forma informal y divertida de degustar sus productos que se está convirtiendo en todo un éxito.



Se ha hecho un especial hincapié en incluir nuevos platos ligeros y saludables (sin dejar de lado otros más contundentes e invernales), añadiendo, incluso, propuestas vegetarianas. También, como siempre, se contemplan opciones “Anti-Queso”.Esta nueva carta se divide en tapas frías y calientes. Asimismo, sigue siendo posible en esta área solicitar las exquisitas tablas de queso que se diseñan según el gusto del cliente, todas con precios ajustados.


En nuestra reciente visita tuvimos ocasión de degustar algunas de las nuevas propuestas. Magnífica su conserva Poncelet de mejillón con kimchi cremoso de Arzua Ulloa, estupenda la  brocheta de pollo de corral teriyaki con streussel de queso gouda, y perfecto un Bao (tan de moda ahora mismo) de roastbeef con queso ragusano, mayonesa picante y encurtidos. Evidentemente la tabla de quesos final absolutamente espectacular.


A esta apetecible carta se añade una especial mención a los maridajes de quesos, proponiendo armonías semanales con más de una docena de cervezas artesanas.
También con vinos, ofreciendo una carta de 20 x 20 (veinte vinos por menos de 20€) -muchos de ellos por copas-, selección de vermuts y de finos-olorosos.

Una interesante novedad que sin duda hará las delicias de quienes como yo podrían alimentarse solo de queso.


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