No sé cuántos
de ustedes serían capaces de identificar en el panorama gastronómico madrileño
a un cocinero chino al que todo el mundillo llama “Julio”. En realidad, su
nombre es Yong Ping Zhang y evidentemente ante la dificultad, el público
madrileño ha optado por darle un nombre castizo mucho más sencillo (al igual
que ocurrió con aquel jugador balcánico llamado Hadzibegic al que la afición
sevillista rebautizó como “Pepe”).
Julio se hizo
famoso en un pequeño local llamado Soy Kitchen que se situaba en la plaza de
Los Montenses de Madrid. Cocina de difícil encasillamiento y destellos de
genialidad convirtieron aquel Soy Kitchen en un referente y a Julio en alguien
a quien había que visitar.
Pero Julio fue
evolucionando y hace algo menos de un año decidió llevar su Soy Kitchen a la
calle Zurbano con un concepto mucho más de alta cocina, dejando el tradicional
local de los Mostenses reconvertido en Lamian (nombre que se da en China al
popular ramen japonés) del que pronto les hablaré.
El nuevo Soy
Kitchen es un restaurante que sorprende por su buen gusto y elegancia desde que
entras en él. Decorado con minuciosidad por el estudio Lavela de Sandra Vergara
y Raquel Lázaro ofrece una atmósfera cosmopolita y moderna a la vez que
acogedora y confortable.
Inclasificable
y excéntrica (como el propio Julio), la cocina de Soy Kitchen sigue siendo convincente
y divertida. Uno de esos restaurantes en los que sobre todo disfrutas desde el
principio hasta el fin. Producto nacional que el propio Julio selecciona en los
mercados de La Latina, Chamartín y Antón Martín y creaciones, complejas, casi
insólitas en las que hay siempre dos denominadores en común: el juego de
texturas, que consigue a base de técnica, y la intensidad y diversidad de
sabores que se sustentan en el uso de ahumados, macerados y salsas caseras cuya
receta al completo solo conoce el propio Julio. El resultado es una
espectacular cocina de autor depurada al máximo con la que es imposible no sentirse
gratamente sorprendido.
Soy Kitchen
presenta una propuesta basada en tres menús degustación (uno corto a 45 €, uno
largo por 65 € y un menú ejecutivo de lunes a jueves a mediodía por 35 €).
Además, este año incorpora dos nuevos menús degustación (uno 100% vegetariano y
otro libre de gluten) y una carta de raciones para tomar en barra y en sala de
lunes a jueves tanto a mediodía como por la noche basada en los platos de
cuchara y guisos tradicionales de propios de esa cocina casera de las madres y abuelas,
aunque con el sello inconfundible de su autor.
Olvídense de
prejuicios, abandónense en manos de este genio llamado Julio y sean felices (al
fin y al cabo, la gastronomía es la industria de la felicidad).
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