Tenemos que
perder el miedo a entrar en los hoteles a tomar un café, a disfrutar de un
aperitivo o a comer o cenar. Es cierto que durante años la gastronomía de los
hoteles ha sido infravalorada y que se consideraba que comer o cenar en un
hotel era casi una obligación para aquellos que en viaje de negocios querían
algo rápido sin importarles demasiado la calidad. Pero también es verdad que
desde hace ya bastantes años la mayoría de los hoteles (sobre todo grandes
hoteles) han trabajado duro para quitarse de encima ese sambenito y ofrecer una
gastronomía de calidad. No olvidemos, por ejemplo, que restaurantes como
DiverXO o Santceloni se encuentran situados dentro de establecimientos
hoteleros.
También es
cierto que el cliente más joven sí se ha acostumbrado a entrar a los hoteles
sin tanto reparo como había anteriormente. La costumbre del brunch que
primeramente importaron los establecimientos hoteleros contribuyó decisivamente
a ello.
Tuvimos ocasión
hace unos días de visitar uno de los hoteles más emblemáticos de Madrid, el
Hotel Intercontinental y probar su cocina y su servicio de sala canónico, con
esa profesionalidad que tanto se añora y con una cercanía discreta digna de
admiración. A cargo de sus fogones el chef Miguel de la Fuente maneja una
interesante carta, evidentemente centrada en cocina internacional en la que la
pluralidad de interesantes opciones llama la atención; una carta que puede
satisfacer igualmente al extranjero alojado en el hotel que a un madrileño que
decida comer o cenar en el restaurante.
Cocina
mediterránea con toques vanguardistas que no desdibujan en ningún caso los
ingredientes de cada plato. Entrantes como los cubos de foie gras con hibiscus
y frutos rojos, las empanadillas de callos a la madrileña con togarashi (el
también denominado “chile de siete sabores”) contrastan con otros mucho más
clásicos como la ensalada de bogavante o unas sensacionales alcachofas que se
acompañan de gamba blanca de Huelva en un punto y textura irreprochable.
Entre los
segundos, estupendo el estofado de rape y langostinos con curry rojo y arroz
jazmín e igualmente satisfactoria la lubina salvaje que se acompaña de un falso
risotto de remolacha y salicornia. Entre las carnes destaca un extraordinario
lomo de vaca madurada que llega a la mesa con pimientos de cristal y
tirabeques.
Cocina en suma
que satisface cualquier paladar y en la que de la Fuente se maneja con
comodidad y brillantez.
Señalar la
iniciativa denominada “los jueves para ellas” que consiste en un menú compuesto
de un entrante, plato principal, postre, café y bebida seleccionada, a precio
cerrado (35 euros) y que incluye un tratamiento de belleza de 30 minutos con
productos Natura Bissé en Caroli Heath Club.
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