Soy Kitchen, el mágico universo de un genio llamado Julio

Que sí. Que la gastronomía me apasiona. Cada día más. Pero hay días en los que te gusta, días en los que te apasiona y días en los que crees tocar el cielo con las manos, cenas en las que la magia del ambiente y el juego de sabores te envuelve en un universo onírico. Mi experiencia en Soy Kitchen, sin duda ninguna, fue de estas últimas. Confieso que no conocí el antiguo Soy Kitchen -hoy reconvertido en Lamian- pero que todo lo que había escuchado de Julio (alter ego castellanizado de Yong Ping Zhang) eran maravillas.


La reciente apertura de Soy Kitchen en la calle Zurbano y su nueva propuesta lo convertían en uno de mis objetivos prioritarios. Conocí a Julio y a su socia Tasha Yiran (una apasionada foodie que además hace unas maravillosas fotografías y a la que sigo en redes sociales cada día) hace unos meses en una entrega de premios y mi curiosidad por su proyecto iba en aumento. El sábado pasado visité por fin su Soy Kitchen.


El local me llamó la atención. No sé porqué había imaginado algo más casual y desenfadado pero Soy Kitchen es un restaurante que sorprende por su buen gusto y elegancia desde que entras en él. Decorado con minuciosidad por el estudio Lavela de Sandra Vergara y Raquel Lázaro ofrece una atmósfera cosmopolita y moderna a la vez que acogedora y confortable.


Soy Kitchen presenta una propuesta basada en dos menús degustación, corto y largo (45 y 65 euros) que cambian en función del mercado. Platos armonizados que  reflejan a la postre una cocina trabajada y estudiada en la que cada creación es perfecta en sí misma manteniendo una uniformidad que se extiende de principio a fin y que configura una experiencia redonda. Contrastes, sabores y texturas en equilibradísima combinación que evidencian una cocina de autor depurada al máximo.


No soy muy partidario de diseccionar cada plato por no desvelar el factor sorpresa que creo una experiencia de este tipo debe de tener, pero alguno de los platos que probé en mi visita fueron absolutamente sobresalientes. El tuétano con arroz meloso, berberechos y txangurro me pareció simplemente inmejorable. Los callos con rabo de toro (evidentemente "versión Julio") magníficos y sus kokotxas con pilpil espectaculares. Pero es que todos y cada uno de los platos conseguían ese efecto de "esto está buenísimo" que confirma el rotundo éxito de quién está cocinando para ti.


Cada vez tengo más claro que cuando te vas de un restaurante pensando "¿cuándo puedo volver aquí?" la comida o cena ha sido impactante, única y diferente. Soy Kitchen es frescura y diversión combinada magistralmente con trabajo y dedicación. Sí, lo confieso, Soy Kitchen y Julio tienen desde el pasado sábado un ferviente admirador más. Agradecer sinceramente desde aquí a Rubén su magnífica atención en sala.


Finalizar diciendo que desde hace unos días, Soy Kitchen presenta una nueva barra de dim-sums con un ticket medio de 20 euros. Prueben Soy Kitchen, póngase en manos de Julio y de su equipo, relájense y... DISFRUTEN !!



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