Tenía muchas ganas de conocer Oporto. El aire decadente de muchas ciudades portuguesas siempre me ha parecido cautivador y lo que había visto y escuchado de Oporto me hacía pensar en una de esas ciudades que enganchan desde que llegas y que poco a poco terminan atrapándote.
La ciudad es única. Mantiene ese aire bucólico que intuía pero me sorprendió sobre todo por los contrastes que encierra. Junto a comercios de todo tipo que parecen sacados de escenas de los años cincuenta del siglo pasado, otros mantienen una estética tan moderna y actual como en la más vanguardista ciudad europea.
Por eso cuando acudimos a cenar al Restaurante Palco, ubicado en el moderno Hotel Teatro, su atmósfera nos resultó de lo más sugerente. El Hotel Teatro, es una elegante innovación erigida en la antigua sede del legendario Teatro Baquet, y representa un ejercicio único de revitalizar el venerado teatro y la esencia única de aquél entrañable ambiente, autentico crisol artístico y cultural de la ciudad.
La internacionalmente conocida arquitecta Nini Andrade Silva ha infundido el alma y la fuerza del antiguo Teatro Baquet a los servicios e instalaciones del Hotel Teatro. Aquel mítico teatro del Oporto de 1859, en cuyo reputado escenario se celebraban antológicos carnavales y representaciones de vanguardia. Destruido por un grave incendio en 1888,el Teatro Baquet, resurgió de sus cenizas por voluntad y obra de los habitantes de la ciudad que pusieron su empeño en la reconstrucción de la emblemática zona para lograr que el espíritu del malogrado teatro permaneciera eternamente en el lugar.
Al acceder al edificio, los invitados se introducen en la liturgia del espacio. Un elocuente poema del gran poeta portugués, Almeida Garret, grabado en las puertas principales, da la bienvenida a los invitados. Y, una vez en el interior, la recepción se convierte en una taquilla donde recoger la llave de la habitación a modo de entrada para la función.
Las 74 habitaciones y suites distribuidas a lo largo de las seis plantas son verdaderas piezas de arte exuberantes y contemporáneas, con sombras de bronce y oro que evocan todo el esplendor de un escenario. Grandes cortinajes revisten los pasillos procurando intimidad y calidez a todo el espacio. Aportan una sensación novedosa y, al mismo tiempo, familiar y acogedora.
Gastronómicamente el restaurante Palco constitutye el principal bastión del hotel. Una elegante alfombra conduce a la entrada del restaurante, donde una amplia pared con imágenes de la audiencia de un antiguo teatro, da la bienvenida a los comensales. A lo largo del restaurante y el bar, se encuentran cuerdas de montaje así como accesorios e indumentaria perteneciente a artistas renombrados.
Palco es el santuario de una cocina exótica y a la vez contemporánea. Con especial atención a la calidad y proximidad de sus productos, la combinación de sabores y texturas son un tributo a la exquisitez del lugar. Platos sorprendentes, bien ejecutados por el equipo de un gran chef, Arnaldo Acevedo en los que se fusiona con habilidad y efectividad ingredientes tanto de tierra como de mar dando lugar a recetas magistrales de esas que siempre funcionan. Magnífico maridaje con abundancia de vinos portugueses -como no podía ser de otra forma- y un esmeradísimo servicio de sala lo convierten en recomendación Gastro y Gourmet a la hora de visitar la siempre cautivadora ciudad de Oporto.
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