El local que antaño se denominara Tasca Marina y que estuvo abandonado durante años , se ha convertido en La Bistroteca , un original y moderno restaurante a cuyo cargo están Vanessa San José ( propietaria junto a su familia del mítico restaurante El Buey ) y su amiga y socia , la arquitecta Alexandra Galvis.
Tras meses de reforma en los que Alexandra se ha empleado a fondo, el resultado es un acogedor restaurante , de tamaño reducido en el que se han cuidado todos los detalles dotándolo de un aire industrial muy al estilo de los locales neoyorquinos o londinenses , pero en el que a diferencia de lo que suele ocurrir con la decoración industrial , el espacio no resulta frío ni desangelado sino que -por el contrario- se percibe desde el primer momento un entrañable y cálido ambiente.
En cuanto a su oferta la propuesta de La Bistroteca es novedosa y atractiva. Sus segundos se clasifican en hamburguesas , entrepanes y brochetas , pero todo ello de una extraordinaria calidad. Panes de Madre Hizo Pan ( lo cual siempre es una garantía ) y carnes de Discarlux avalan la ejecución de unos platos que aunque aparentemente sencillos terminan resultando magníficos y convierten lo que aparentemente podía considerarse fast food en auténtico slow food de calidad.
Hamburguesas de carne de vaca gallega entre las que destacan La Gansa (con medallón de foie a la plancha) , La Brie o La de Buey que inmediatamente evoca al restaurante que la familia de Vanessa regenta en las inmediaciones. "Entre panes" originales como el Taj ( con carne de cordero, ciruelas y pasas ) o el Brooklyn ( con carne de langosta y cangrejo en una salsa ligeramente picante) y brochetas preparadas a la parrilla de carbón como la de calamares con tirabeques y la de atún a la parrilla.
En los entrantes de La Bistroteca encontramos platos estupendos. Un guacamole hecho en mesa en mortero de piedra , con lima , cilantro y cebolleta en un perfecto punto de elaboración , un magnífico tartar de tomeate con sardina ahumada y un sensacional tataki de entraña con chimichurri conviven en el apartado de entrantes con otros platos como los venezolanos tequeños o unos huevos rotos de corral con patatas fritas. En su mayoría son platos fáciles de compartir y raciones generosas tanto para una comida o cena en pareja , como para reuniones de amigos.
Postres a la altura , algunos de ellos terminados en mesa , lo cual considerando el precio medio de La Bistroteca es un auténtico lujo que vuelve a poner en valor la importancia que sus propietarias dan al trato al cliente y el buen hacer en sala.
En resumen La Bistroteca es uno de esos lugares de los que se sale satisfecho. Buen ambiente , local acogedor y comida y servicio impecables , todo ello sin dañar el bolsillo , lo convierten en uno de esos must go a los que siempre se encuentra ocasión de regresar.
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