La Posada del Nuncio, cocina de mercado de excelente nivel

 Hemos tenido ocasión de conocer recientemente uno de esos restaurantes que rápidamente te cautivan. Y es que en estos tiempos de pandemia y crisis, la gastronomía -como el resto de los sectores y facetas de la vida- está viviendo momentos convulsos que, sin duda, terminarán por desechar usos y costumbres que hasta ahora eran habituales y por renovar diferentes conceptos. Pero vamos a La Posada del Nuncio y les contamos lo que allí pudimos ver y probar.




En Gastro y Gourmet siempre hemos sido defensores de algo tan sencillo como que a un restaurante se va a pasarlo bien; a comer, cuanto más rico mejor y a no romperse demasiado la cabeza con conceptos confusos y técnicas complicadas. Si el producto es de primera, las elaboraciones correctas y el servicio cercano y diligente es casi seguro que la satisfacción va a ser segura.

Javier Sánchez, chef y propietario de La Posada del Nuncio sabe bien lo que se hace y comulga a buen seguro con lo expuesto. En su restaurante, acogedor desde el momento en ql que se entra en él, se tienen en cuenta todos esos mimbres; muy de agradecer sobre todo cuando se encuentra en una zona, Madrid de los Austrias, a escasos metros de la plaza Mayor, en la cual se ha denostado al madrileño y se ha dirigido todo a ese turisteo guiri al cual en muchas ocasiones se engaña con propuestas que -salvo el nombre- poco tienen que ver con la auténtica gastronomía española.

Pero en la Posada del Nuncio todo es como debe de ser. El producto es capital y se cuida primordialmente. Esto es algo que se aprecia nada más entrar y ver los bodegones de verduras naturales que reciben al visitante. Atención a sus tomates que juegan en la liga de los top de la capital. Javier los recibe todavía verdes desde Carabaña, León o Navarra para madurarlos en su casa y servirlos en el momento óptimo. Una verdadera delicia, no dejen de pedirlos si por La Posada acuden porque son francamente magníficos.




La carta, en fin, se compone de múltiples opciones apetecibles, en su mayoría a base de recetas de siempre que Sánchez reinterpreta con maestría. Soberbias las alcachofas, ahora que comienza la temporada, con foie, jamón y sal; sublimes sus torreznos XXL con ese crocante procedente de una fritura perfecta en la que no hay espacio para el exceso de grasa y espectacular un risotto con boletus, trufa y parmesano de sobresaliente nivel.




Entre los segundos la tónica se replica. Opciones apetecibles en las que la calidad de la materia prima brilla con luz propia. En nuestra reciente visita nos decantamos por un espléndido salmonete. Simplemente al horno, en un punto perfecto de asado y en el que era sencillo vislumbrar el punto de frescura y el perfecto trato dado en cocina.




Sería completamente injusto terminar nuestra reseña sobre La Posada del Nuncio sin hacer referencia, a Ángelo, nuestro camarero portugués que dió un recital de lo que debe ser el servicio en sala. Cercano, afable y profesional en todo momento, fue el broche perfecto para redondear una sensacional experiencia. 




Aparentemente la fórmula es sencilla. Sin embargo, la experiencia demuestra que no debe de serlo tanto. Como siempre la mejor forma de contrastarlo es yendo y probando. No duden que ser feliz en La Posada del Nuncio es prácticamente inevitable. Pónganse en manos de Javier Sánchez y su equipo y disfruten.

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