Ristorante Noi, el Grupo El Pradal apuesta por Italia

No cabe duda de que la gastronomía italiana está de moda en Madrid. Últimamente han sido varios los italianos que han ido abriendo sus puertas en nuestra ciudad. Piú di Prima que inauguraba no hace ni un año su nuevo local en Pintor Rosales, SottoSopra en el codiciadísimo callejón de Jorge Juan, Davanti en Chueca, Fellina y Malafemenna , Panthe en el espacio que anteriormente ocupara Carlos Oyarbide son solo algunos ejemplos de lo que les cuento. El último en llegar ha sido Noi un coqueto restaurante que visité recientemente y que ofrece una cocina sincera, cuidada y reconocible de magnífica factura.


Tras el restaurante Noi está el Grupo El Pradal, un grupo que se está expandiendo a un ritmo vertiginoso en los últimos tiempos. Al originario El Pradal de San Sebastián de los Reyes siguieron La Casita del Pradal, Dogma, El Clásico y ahora Noi. No se detiene la cosa con este ya que me consta que preparan nuevos proyectos en los próximos meses.


En cuanto a Noi tiene al frente de sus cocina a un magnífico Gianni Pinto a quienes muchos recordaran de aquel coqueto Sinfonía Rossini que traspasaba los límites de la cocina italiana creando una magnífica "sinfonía" (el nombre le venía perfecto) de sabores y texturas en los que delicadeza y la elegancia eran denominador común.


En Noi, Pinto opta por una cocina sencilla y sincera, reproducible por los comensales en sus propias casas, una cocina en la que brille con luz propia la materia prima alejada de los artificios. Ya hemos comentado en este Gastro y Gourmet que sin ninguna duda la tendencia gastronómica va , por fin, por ahí.


El día de nuestra visita optamos por un magnífico carppacio de atún con sandía asada, plato en apariencia simple pero en el que se aprecia esa finura y elegancia que Gianni Pinto sabe otorgar siempre a sus creaciones. Muy rico el baccalá mantecado con salsa verde y pimientos rojos; espectacular el caserecce con salsa de pimientos asados, guanciale y menta (versión de la clásica amatriciana). Terminamos con un mar y montaña diferente y muy conseguido, el salmonete con presa marinada y salsa de azafrán.

Para el postre nos decidimos por esa versión del tiramisú que Pinto ya ofrecía en Sinfonía y que lo coloca en el centro de una cobertura de chocolate blanco. Buenísimo.

La sala queda al mando de un gran profesional , Gabriel Medina, que tras haber estado con Pinto en Sinfonía ha trabajado regularmente en los restaurantes de Javier Aranda ( Gaytán, La Cabra). Si comentábamos que la vuelta a la cocina de producto y desnudez era tendencia, no lo es menos la recuperación de la sala y situar a Medina al frente de la misma es jugar sin duda a caballo ganador. En la bodega más del 60% de la propuesta lo es de vinos italianos.

El proyecto promete. Pocas semanas de funcionamiento y el rodaje está perfectamente hecho. Interesante y muy recomendable.

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