Parece que últimamente en gastronomía se ha abierto una división que no sé hasta que punto es acertada. Ante la proliferación de lugares donde la decoración es espectacular, hay quien señala que el público que frecuenta dichos espacios va más por el postureo y el ver y dejarse ver que por la comida se allí se ofrece. Se crea así una clasificación de restaurantes según la cual hay lugares en los que se da más importancia a la carta que a la decoración y restaurantes en los que lo que prima es la decoración y el buen ambiente, dejando la cuestión gastronómica en un segundo plano.
Pero cierto es que es uno va descubriendo sitios que aparentemente son muy bonitos, con decoraciones sorprendentes pero en los que además se termina comiendo razonablemente bien. Voy a daros hoy una serie de tips al respecto.
SARGO: La decoradora Marta Banús vuelve a dar en la diana con Sargo, creando un espacio llamativo, acogedor y con ese toque personalísimo que Marta aporta a cualquiera de sus proyectos. En lo gastronómico, Sargo se autodefine como "el arrecife de Madrid" y en él Pucho Landín, su director de equipo de cocina ofrece una cocina de mercado donde
prima más la tradición que la vanguardia, y donde el protagonista de cada plato
es el propio producto, bien tratado y bien ejecutado, en presentaciones muy
cuidadas. Atención a su ensalada
de pochas, codorniz escabechada, carabinero brasa y crudité de verduras que resulta tan deliciosa como adictiva.
LA MONERÍA: Esta pequeña taberna decorada por Madrid in Love ofrece en un acogedor espacio una carta sencilla con buenas raciones, muy propicias para compartir (o no) y en las que el buen productos y el cariño depositado en cada una de sus elaboraciones son manifiestos. La taberna clásica se reinventa y se viste de forma desenfada, moderna y "salvaje". Entre sus propuestas destacan las burratinas ahumadas directamente traídos desde Italia, la ensaladilla rusa con berberechos, la tortilla con un toque picante, el huevo a 63º con boletus y las lágrimas de pollo para llorar.
LUX MADRID: La última incorporación al abarrotado gastropanorama de la calle Jorge Juan es LUX, un proyecto tras el cual se encuentra el consolidado Grupo La Máquina, que a lo largo de sus diferentes plantas presenta una propuesta completamente diferente a las cartas habituales del resto de sus restaurantes. Distintos tipos de cocina con influencias españolas, asiáticas, italianas, mexicanas y americanas que además pueden combinarse en cualquiera de sus comedores. Decoración de Proyecto Singular (estudio que habitualmente decora los locales de Larrumba) y una cocina convincente y renovada. Sorprenderá.
OTTICA: restaurante
de cocina mediterránea fusión (diseñado
por la interiorista Mireia Uriarte) con una carta llena de múltiples matices que aúna
culturas y sabores y que ofrece desde recetas de la cocina italiana y española,
hasta platos asiáticos o mexicanos, entre otros.
Algunos de
los platos que podemos encontrar en su carta son: croquetas de carabineros,
quesadillas de ibérico con guacamole, gyozas a la plancha de pollo y verdura,
burrata trufada con confitura de calabaza y olivada, carpaccio de presa ibérica
con shitake y aceite de pistacho o la ensaladilla Ottica, uno de sus platos
estrella, entre los entrantes. De principales, lasaña de rabo de toro con
bechamel trufada, hamburguesa Black Angus con brie y cebolla caramelizada y
shitake, ceviche de corvina con mango o vieiras albardadas con jamón ibérico y
salmorejo.
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