Estamos tan habituados a convivir con telefonía móvil, redes de energía, microondas, etc, que no somos conscientes de sus efectos en nuestra salud, aunque varios organismos han dictado ya normativas de protección contra la contaminación electromagnética.
Sensible a esta
situación y tras una investigación de varios años, la bodega Encomienda de
Cervera ha aprovechado la singularidad de su finca, englobada en el Geoparque
Volcanes Campo de Calatrava, para ubicar en una de sus grutas volcánicas la
crianza en barrica y botella de su vino de 1758 Selección, completando
la protección natural de sus rocas con apantallamientos de alta frecuencia.
Encomienda
de Cervera 1758 Selección 2019 es un vino
tinto resultado de un coupage de las
variedades Syrah, Cabernet Sauvignon y Graciano con 9 meses en barrica francesa
de tostado medio y 9 en botella, ambas realizadas dentro de la “Gruta Volcánica 7cn”, en la ladera de
uno de los volcanes estrombolianos de la finca.
El proyecto que
ha tenido como resultado esta novedad mundial ha surgido de una inquietud
personal del propietario de la bodega Encomienda de Cervera, con formación de
ingeniero de Telecomunicaciones con trayectoria profesional en I+D+i en el
sector de la electrónica y el electromagnetismo y por tanto con conocimientos
de los campos electromagnéticos.
“Pensé que sería interesante comprobar el efecto que hacía en la crianza
del vino, la ausencia de la contaminación electromagnética, y ante los
excelentes resultados hemos decido presentar una patente de invención. Encomienda
de Cervera 1758 Selección tiene una mayor intensidad organoléptica y de color y
los polifenoles permanecen más tiempo con sus características originales
inalteradas”, señala el propietario de la bodega Aurelio Espinosa.
Su
hija y directora adjunta, Horten Espinosa, comenta “El efecto que se consigue
en los vinos con crianza en esta gruta protegida de la contaminación
electromagnética, se puede comparar con el que hace una crema de
protección solar en la piel.”
NOTAS DE CATA
A la vista rojo
picota intenso con ribete amoratado, capa medio-alta, limpio y muy brillante.
En nariz frutado
y floral con poca presencia de barrica. Flores y frutos morados como violetas, iris,
jacinto, moras, arándanos y toque muy sutil de tostados y vainillas muy suaves.
En boca encontramos
un cuerpo medio, tanino dulce, sedoso con gran presencia de fruta y un ligero matiz
final que recuerda al de ajo negro dulce y que le aporta mucha personalidad,
identificando claramente los orígenes volcánicos de su suelo.
Se
lanza al mercado en una botella negra esmerilada mate para protegerlo también de
la luz. Y su etiqueta evoca la entrada
de su “Gruta volcánica 7cn” bajo los colores típicos de la “Aurora Boreal”,
un fenómeno atmosférico que se manifiesta con un halo brillante de luces
naturales en el cielo, producido por los iones de los vientos solares cuando
chocan con el campo magnético de la tierra.
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