Directo desde Vitoria y con ganas de revolucionar el panorama gastronómico ha llegado Perretxico a Madrid. Es verdad que pese a lo que a los madrileños nos gusta la barra y ese concepto de compartir raciones, el famoso pintxo vasco no ha conseguido encontrar su hueco en la capital. Salvo notables excepciones como Arima, en la capital se estila más la ración que el pintxo.
El recién llegado Perretxico se ha establecido en la calle de Rafael Calvo y en su interior incorporan con acierto el concepto que les ha granjeado el éxito en la capital alavesa. Buen producto, recetario tradicional y la justa dosis de creatividad dan como resultado una carta de barra en la que los pintxos se multiplican y una carta de comedor en la que es difícil decidirse.
Al frente del mismo, el laureado chef Josean Merino propone una oferta desenfadada y convicente en la que sobresale la calidad del producto, los sabores reconocibles y las ejecuciones sencillas pero certeras.
Capuccino de Idiazabal trufé con tomate concassé y crujientes; turrón de foie con yogur colado de caserío, almendras y picatostes bronceados o el bollito de basatxerri asado con su salsa y un poquito de menta son algunos de esos pintxos que sólo con leer sus enunciados provocan interés.
A caballo entre el pintxo y el plato, Perretxico apuesta por los "platicos"; manitas de ezkurtxerri (cerdo de raza vasca criado en libertad), huevos asados a baja temperatura con txistorra, crema de patata y chips, huevos Begihaundi o un impresionante donut de cocido (sí, lo que leen,un donut de cocido con sus sacramentos que además se sirve en dos vuelcos) que se está convirtiendo en icónico en las escasas semanas de vida de Perretxico en la capital.
En la carta la línea de la barra se mantiene. Recetas identificables en las que la materia prima brilla con luz propia. Carta de vinos algo corta pero con precios agradecidos a los que por desgracia, en Madrid, no estamos acostumbrados. De esos sitios de los que uno siempre sale satisfecho.
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