Muchos de ustedes recordarán el hotel
Adler. Un impresionante hotel que se situaba en la esquina de las calles de
Goya y Velázquez. En su interior, el restaurante Nimú era un lugar en el que
siempre se comía bien en un magnífico entorno diseñado por el famoso decorador
Pascua Ortega.
El hotel desapareció y Nimú , el
restaurante, cambió su emplazamiento a la calle Barquillo. Nuevamente el
interiorismo se confió a Pascua Ortega (que se ha encargado de la decoración de
todos los espacios del grupo Vamuca al que Nimú pertenece y que tiene distintos
hoteles y restaurantes en la ciudad de León).
Desde primeros de junio Nimú Barquillo
ha renovado su carta para el verano siguiendo sus raíces gastronómicas y el
estilo de la casa que están basados en una cocina de mercado, mediterránea e
imaginativa en la que podrán apreciar la calidad de todos sus productos. A
cargo de la cocina Héctor Arias, con 12 años de experiencia en la casa, bajo la
dirección de Antonio Carmona, chef ejecutivo de todos los restaurantes del
grupo.
Entre el picoteo de la nueva carta
podrán escoger platos un gazpacho
andaluz con gambas, las habitas baby con jamón y huevo frito de , la tortilla
de patata con salsa brava , el foie
micuit casero o un magnífico tartar de tomate con granada y guacamole. Entre
las entradas no pueden faltar los clásicos niguiris de la casa con huevo frito
de codorniz y trufa a los que se han sumado los niguiris de cocochas de bacalao
y pil pil de miso o los de gamba al
ajillo que se terminan en mesa ante el comensal.
El restaurante mantiene platos clásicos
de la carta y ofrece algunas novedades como los chipirones en su tinta , la
merluza de pintxo con pimientos de El Bierzo, el bacalao al pil pil en crema de
pisto, el tartar de atún picante ,las
chuletillas de conejo al ajillo o el chuletón del Norte.
Entre los postres clásicos no deben
perderse la leche frita “en honor al jefe”, el extraordinario chocolate frito
con culis de melocotón o un excelente tiramisú.
A cargo de la sala una gran profesional,
Yolanda Iglesias, pone el broche a una magnífica experiencia en la que el
disfrute siempre está asegurado.
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